Brothers and Sisters in Christ,
My thoughts are with our immigrant brothers and sisters in a special way as
we reflect on the events of the past week. Like you, I have been
heartbroken at the news of the tragic June 28 deaths of 51 people in San
Antonio, Texas View PDF: Bilingual who were victims of an immigration system lacking in
compassion and care for the human person. We pray for their eternal rest,
and we pray that God will comfort those loved ones they left behind. We
feel the pain in solidarity with those directly affected by this tragedy, we
resist indifference to the suffering and loss of precious lives before us. This,
too, is a “life” issue. It reminds us once again of the peril that confronts
those men, women and children who undertake the journey of migration to
seek a better life for themselves and their families. I invite all the Catholic
faithful to join in solidarity and support for Justice for Immigrants. May we
take steps to secure their journey of migration, including advocating to our
government leaders for more humane conditions on their way. We received
some good news on this front with the U.S. Supreme Court’s June 30 ruling
in the Biden v. Texas case that paves the way for ending the inhumane and
damaging so-called “Remain in Mexico” policy that was enacted under the
previous presidential administration. This policy has led to prolonged
separation of families and put brothers and sisters in unhealthy and
dangerous living conditions as they await a hearing for political asylum in
the United States. I am proud of our diocese’s record of compassionate
and steadfast service to the immigrant community, including those asylum
seekers who have come to our communities. Let us continue to model the
words of our Lord in Matthew’s Gospel when he said, “for I was a stranger
and you welcomed me.”
In Christ,
Bishop Alberto Rojas
Hermanos y Hermanas en Cristo,
Mis pensamientos están con nuestros hermanos y hermanas inmigrantes
de una manera especial al reflexionar sobre los eventos de la semana
pasada. Al igual que a ustedes, me ha roto el corazón la noticia de la
trágica muerte el 28 de junio de 51 personas en San Antonio, Texas, que
fueron víctimas de un sistema de inmigración que carece de compasión y
cuidado de las personas humanas. Oramos por su descanso eterno, y le
pedimos a Dios que consuele a sus seres queridos que dejan atrás.
Sentimos el dolor en solidaridad con aquellos que han sido afectados
directamente por esta tragedia, y resistimos la indiferencia al sufrimiento y
la pérdida de vidas valiosas que está frente a nosotros. Este también, es
un área en que necesitamos “proteger la vida.” Nos recuerda una vez más
el peligro que enfrentan los hombres, mujeres y niños que hacen esa
jornada de migración para buscar una vida mejor para ellos y sus familias.
Invito a todos los fieles católicos a unirse en solidaridad y en apoyo de la
Justicia para los Migrantes. Tomemos pasos para que su jornada de
migración sea segura, incluyendo, abogando a nuestros líderes de
gobierno para crear condiciones más humanas en su camino. Recibimos
buenas noticias con respecto a esto con la decisión de la Corte Suprema
de los Estados Unidos el 30 de junio en el caso Biden v. Texas que
prepara el camino para terminar con la póliza inhumana y dañina de
“Permanecer en México” que fue adoptada bajo la previa administración
presidencial. Esta póliza ha llevado a la separación prolongada de familias
y puesto a nuestros hermanos y hermanas en condiciones de vida dañinas
y peligrosas mientras esperan una audiencia para recibir asilo político aquí
en los Estados Unidos. Estoy orgulloso del récord de nuestra diócesis de
servir con compasión y constancia a la comunidad inmigrante. Sigamos
modelando las palabras de Nuestro Señor en el Evangelio de San Mateo,
“Fui forastero y ustedes me recibieron en su casa.”
En Cristo,
Obispo Alberto Rojas
